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Historia del Pueblo Guaraní

El pueblo guaraní del norte argentino habita en las provincias de Salta y Jujuy. De acuerdo, con el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, la población que se identifica como “guaraní” en las provincias de Salta y Jujuy es de 30.678 personas, concentradas principalmente en los departamentos salteños de San Martín y Orán y en los departamentos jujeños de Santa Bárbara, Ledesma y San Pedro. También hay algunas comunidades en la provincia de Buenos Aires. En las provincias de Salta y Jujuy, las personas habitan en comunidades rurales, y barrios y pueblos periurbanos, mientras que en Buenos Aires en barrios urbanos y periurbanos. Al pueblo guaraní se lo denominó “chiriguano”, y también ha sido conocido como “chaguanco” (en particular en el norte argentino). Si bien, el término chiriguano está presente en textos históricos y etnográficos, es considerado peyorativo (Combès y Saignes, 1995; Combès y Villar 2007). La etimología, es decir el origen del término, es variado y polémico. Algunos autores como Sanabria Fernández (1972) y Métraux (1930) aluden al origen quechua de este término, señalando que la palabra deriva de: "chiri": frío, guano o "wanu": estiércol en quechua. Según fuentes históricas Alcaya en 1605, narra que los Incas capturaron un grupo de guaraníes, y para castigarlos los expusieron al frío de la noche y estos murieron. El Inca luego dijo "halla, chiripoguanuchini"; que significa " de esta manera los he castigado con el frío" (Saignes 1987:35). Lo cual se refiere a los expresión facial de los chiriguanos cuando murieron de frío. Hacia fines del siglo XVI, el gobernador de Santa Cruz, Don Lorenzo Suarez de Figueroa, contribuyó una etimología más adecuada. El término Chiriguanaes derivaría de Chiriones, que significa mestizos, "hijos de ellos y de los Indios de otras naciones". En el siglo XVI era usado el término Chiriguanaes y en el siglo XVIII se hispanizó a chiriguano. Saignes (1986) indica que el término chiriguano implica la migración y el mestizaje. Sin embargo, es importante destacar que el pueblo guaraní de Bolivia y de Argentina ha reinvindicado el término guarani. Este término incluye a los ava, los isoseños y los simba. Los ava son los habitantes del piedemonte andino, que se encuentran ubicados en los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija en Bolivia, en el este del Paraguay, y en las provincias de Salta y Jujuy en la República Argentina. Los isoseños, habitan en la región del Isoso en el departamento de Santa Cruz, provincia cordillera en Bolivia. Descendientes de isoseños se encuentran en las provincias de Salta y Jujuy en Argentina. Los simba, una agrupación menor, se hallan ubicados en comunidades del departamento de Chuquisaca y Tarija y en la provincia de Salta y Jujuy en la Argentina. El término simba significa trenza y se refiere a la larga trenza que aún utilizaban los hombres, hay quienes los denominaban tembeta (por el tarugo labial utilizado por los hombre). En la sección LENGUA, se incluye una descripción de las diferencias lingüísticas de estos grupos.

El pueblo guaraní llegó al actual norte argentino del este del continente durante los siglos XV y XVI, luego de largas migraciones. Frente al avance español, los guaraníes establecieron una larga resistencia que duró casi tres siglos. En el siglo XVI, el virrey Toledo les declaró la guerra, pero no logró doblegarlos. En el siglo XVII, los jesuitas intentaron, sin resultados, establecer misiones en la denominada Chiriguanía ubicada en el sureste de Bolivia. Durante el siglo XVIII surgieron movimientos religiosos entre los guaraníes. Aparecieron los tumpa, líderes de movimientos mesiánicos que predicaban el regreso a las formas de vida tradicionales, convenciendo a sus seguidores de que poseían poderes sobrenaturales con los que vencerían a los españoles. A partir del siglo XIX comienzan a establecerse misiones franciscanas que van a llevar a cabo un profundo proceso de transformación introduciendo el castellano, el catolicismo, nuevas costumbres y el asentamiento en misiones. En el siglo XIX se incrementó la colonización de la región, cuando se instalaron haciendas y ganado en tierras guaraníes. Un episodio histórico de relevancia fue la entrevista entre el líder guaraní Cumbay y el general Manuel Belgrano ocurrida en Bolivia en 1813, que derivó en una alianza contra los españoles, por la cual Cumbay envió guerreros al ejército de Belgrano que, sin embargo, fue derrotado en la batalla de Vilcapugio (Saignes 2007).

Otro hito histórico en la relación entre guaraníes y criollos tuvo lugar en 1892, cuando se produjo la última rebelión liderada por un líder guaraní llamado Hapiaoeki-Tumpa o Apiaguaiki Tumpa en contra de colonos y militares. El 6 de enero de 1892 los guaraníes, bajo el mando de Apiaguaiki Tumpa, partieron desde Kuruyuki hacia la cordillera donde atacaron los poblados de la zona. El gobierno envió tropas y en marzo de 1892 apresaron a Apiaguaiki, quien fue fusilado el 29 de marzo. En esta rebelión se calcula que murieron unos mil guerreros guaraníes, sellando una derrota sin precedentes que significó la reducción de su territorio, el avance del ganado y de las haciendas y una mayor presencia de misiones franciscanas que causaron profundas transformaciones en la vida del pueblo guaraní (Sanabria Fernández 1972; Saignes 1990). Este suceso en conmemorado todos los años en Bolivia con una marcha en la cual participan guaraníes de numerosas comunidades. Luego de este suceso se incrementan las migraciones de los guaraníes a la Argentina. En suma, los factores que los expulsaron de sus antiguos territorios fueron la explotación a la que se veían sujetos en las haciendas y en las misiones, la pérdida del territorio y la persecución tras la derrota de las últimas sublevaciones y el impacto de la Guerra del Chaco (1932-1935), entre Bolivia y Paraguay.

Mbaporenda, el lugar donde hay trabajo

Mbaporenda en guaraní quiere decir “el lugar donde hay trabajo”, y ha sido el término empleado por guaraníes para referirse a la Argentina. Esto se debe a la migración de cientos de guaraníes de Bolivia para buscar trabajo en el noroeste argentino. A fines del siglo pasado y comienzos del siglo XX se produce un auge económico en el noreste argentino con el establecimiento de ingenios azucareros y fincas. A medida que aumentó la producción, el ingenio precisó un mayor número de trabajadores. Los contratistas comenzaron a buscar mano de obra en Bolivia entre los guaraníes e indígenas quechuas del sur de Bolivia y entre los pobladores del norte de la provincia de Salta y Jujuy (Quebrada de Humahuaca, Santa Victoria, Iruya, Valles Calchaquies, Santiago del Estero).

En el viaje realizado en 1908 y 1909 al noroeste argentino, y en su paso por los ingenios el etnógrafo sueco Erland von Nordenskiöld observa lo siguiente:

“Todos los años miles de indios vienen desde Bolivia y el Chaco argentino a buscar trabajo. El éxodo hacia la Argentina se debe a la pacífica apertura de los habitantes indígenas del Sur de Bolivia, que buscaban liberarse de la dependencia de los blancos a la cual todavía están sometidos.  Una gran cantidad de indios hace a pie el largo viaje a la Argentina, ya que son pocos los que tiene caballos; tienen que recorrer por los menos 500 kilómetros y este es un hermoso paseo. El motivo de su viaje es conseguir cosas indispensables para ellos, como cuchillos, hachas y ropa, que son muy difíciles de obtener en su propio país. Cuando trabajan en su pueblo, generalmente son mal pagados y en el extenso territorio donde viven es casi imposible encontrar trabajo. Muchos de ellos me han dicho que si hubiera ocupación donde ellos viven no harían el viaje. Una cosa sí es segura, que estos viajes a un hermoso país extranjero son una tentación para ellos. Estos viajes a la Argentina les amplían sus conocimientos sobre herramientas de diferentes usos, cuchillos, armas y también sobre la geografía del Chaco y, de esta manera la cultura primitiva de los indios irá también cambiando. En estos viajes también aprenden un poco de castellano” (Nordenskiold 1983: 210).

Para llegar a la Argentina los guaraníes caminaban un mes, durmiendo en el camino, o en alguna hacienda y llevando a cuestas, charqui, harina de maíz y agua y luego viajando en el tren conocido como “el Chaguanquero”. Al llegar a Argentina encontraron trabajo en alguno de los siguientes ingenios: La Mendieta, La Esperanza, San Martín del Tabacal y Ledesma. Se adaptaron fácilmente a las nuevas condiciones de trabajo, ya que habían trabajado como asalariados en Bolivia, y además encontraban la nueva situación laboral favorable. Al ver que por su trabajo eran remunerados y podían regresar a su tierra llevando ropa, animales, herramientas, aumentaron las expectativas en las comunidades y fue mayor el número de migrantes cada año. La migración a la Argentina constituía entonces una estrategia de supervivencia frente a las pocas y malas oportunidades que ofrecía el entorno boliviano. En el imaginario de los guaraníes la Argentina se constituye como Mbaporenda (ambapo: 'tejer' o 'trabajar', renda 'lugar'), es decir, 'lugar donde hay trabajo', y ese trabajo era bien remunerado.

Las migraciones a la Argentina, producen profundas transformaciones en la sociedad guaraní. Desde aprender el castellano, adoptar una nueva indumentaria (característica del norte argentino), la costumbre de tomar mate, entre otras. Asimismo, muchas familias permanecieron varios años en la Argentina y otros se quedaron para siempre, por lo cual sus descendientes serán nacidos en el país y formaron numerosas comunidades y barrios.

Transporte a los ingenios de indígenas chiriguanos en vagón de carga. © Archivo General de la Nación, Argentina.
Transporte a los ingenios de indígenas chiriguanos en vagón de carga. © Archivo General de la Nación, Argentina.
Misiones Franciscanas

La Orden Franciscana ha tenido un marcado rol evangelizador entre varios pueblos indígenas. En el siglo XVIII se estableció un Colegio de Propaganda Fide en Tarija (Bolivia), para el manejo y organización de las misiones. Se establecieron misiones franciscanas en un extenso territorio del sudeste de Bolivia. Los franciscanos exigieron que envíen a sus niños a la escuela, allí aprendían español, a leer y escribir y música. El contacto entre los niños y sus familias fue minimizado, tenían dormitorios para los niños. El propósito de los misioneros fue extirpar las costumbres y hábitos indígenas y crear ciudadanos cristianos modelos. De modo que en las misiones se impuso un disciplinamiento, reglas, y la conversión religiosa. Muchas familias rechazaron estos procesos y escondieron a sus hijos, pero aún así las misiones franciscanas generaron profundos cambios culturales. Cabe destacar que en las misiones se cultivaban productos que eran nuevos para los guaraníes tales como los cítricos, la caña de azúcar, el algodón, y también se incentivó la cría de ganado.

En el norte argentino, muchos guaraníes que migraron para trabajar en los ingenios azucareros, aserraderos y fincas provenían de las misiones de Bolivia, ya habían vivido un proceso de conversión al cristianismo y estaban familiarizados con el cristianismo y con la forma de vida misional. En 1924 se funda el Centro Misionero Franciscano de Tartagal a cargo del padre Gabriel Tomasini, a partir de ahí se van a fundar ocho misiones franciscanas la primera en una comunidad ava guaraní del Rio Carapari 1933, en La Loma en 1942, en la comunidad chané de Tuyunti en 1944, en Yacuy en 1952, y en Vírgen de Fátima (o Piquerenda estación en 1962 y Piquirenda en 1964 (Tomasini 1974). En el caso de Bolivia, las misiones fueron secularizadas en 1929, si bien, los franciscanos permanecieron por más tiempo. En el caso argentino, todas estas “misiones” fueron secularizadas y las comunidades obtuvieron personería jurídica y en muchos casos sus títulos de tierra. No obstante, la presencia franciscana continúa teniendo una sostenida importancia en las actividades religiosas y de apoyo en algunas comunidades.

Bibliografía

Combès, Isabelle y Thierry Saignes. 1995. “Chiri-guana: nacimiento de una identidad mestiza”. En Jurgen Riester (Ed.), Chiriguano: Pueblos indígenas de las tierras bajas de Bolivia. APCOB, Santa Cruz de la Sierra: 25-221.

Combès, Isabelle y Diego Villar. 2007. “Os Mestiços mais puros. Representações chiriguano e chané da mestiçagem”, Mana, 13 (1): 41-62.

Nordenskiöld, von Erland. 2002 [1912]. La vida de los indios. El Gran Chaco (Sudamérica). APCOB/Plural.

Saignes, Thierry. 1990. Ava y Karai. Ensayos sobre la historia chiriguano (siglos XVI-XX). HISBOL.

Saignes, Thierry. (2007). Historia del pueblo chiriguano. Compilación, introducción y notas: Isabelle Combès. IFEA/Plural.

Sanabria Fernández, Hernando. (1972). Apiaguaiqui-Tumpa. Editorial Los Amigos del Libro.

Tomasini, Alfredo (1974). Misiones franciscanas entre los grupos aborígenes de las Provincias de Salta y Jujuy. Cuadernos Franciscanos, Número 35, Salta.

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